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VilmaPoesias

Gioconda.

 Uno no escoge

 Uno no escoge el país donde nace;

 pero ama el país donde ha nacido.

 Uno no escoge el tiempo para venir al mundo;

pero debe dejar huella de su tiempo.

 Nadie puede evadir su responsabilidad.

 Nadie puede taparse los ojos, los oidos,

 enmudecer y cortarse las manos.

 Todos tenemos un deber de amor que cumplir,.

una historia que nacer una meta que alcanzar.

 No escogimos el momento para venir al mundo:

 Ahora podemos hacer el mundo en que nacerá

 y crecerá la semilla que trajimos con nosotros.

 Como gata boca arriba

Te quiero como gata boca arriba, panza arriba te quiero,

 maullando a través de tu mirada, de este amor-jaula violento,

 lleno de zarpazos como una noche de luna

y dos gatos enamorados discutiendo su amor en los tejados,

amándose a gritos y llantos, a maldiciones, lagrimas y sonrisas

 (de esas que hacen temblar el cuerpo de alegría)

 Te quiero como gata panza arriba y me defiendo de huir,

 de dejar esta pelea de callejones y noches sin hablarnos,

 este amor que me marea, que me llena de polen,

 de fertilidad y me anda en el día por la espalda haciéndome cosquillas.

 No me voy, no quiero irme, dejarte, te busco agazapada ronroneando,

 te busco saliendo detrás del sofá, brincando sobre tu cama,

 pasándote la cola por los ojos,

 te busco desperezándome en la alfombra,

 poniéndome los anteojos para leer libros de educación

 del hogar y no andar chiflada y saber manejar la casa,

 poner la comida, asear los cuartos, amarte sin polvo y sin desorden,

 amarte organizadamente,

poniéndole orden a este alboroto de revolución

 y trabajo y amor a tiempo y destiempo,

 de noche, de madrugada, en el baño, riéndonos como gatos mansos,

 lamiéndonos la cara como gatos viejos

y cansados a los pies del sofá de leer el periódico.

 Te quiero como gata agradecida,

 gorda de estar mimada,

 te quiero como gata flaca perseguida y llorona,

te quiero como gata, mi amor, como gata,

 Gioconda, como mujer, te quiero.

 Y Dios me hizo mujer

Y Dios me hizo mujer, de pelo largo, ojos, nariz y boca de mujer.

 Con curvas y pliegues y suaves hondonadas y me cavó por dentro,

 me hizo un taller de seres humanos.

Tejió delicadamente mis nervios

 y balanceó con cuidado el número de mis hormonas.

 Compuso mi sangre y me inyectó

 con ella para que irrigara todo mi cuerpo;

 nacieron así las ideas, los sueños, el instinto.

Todo lo que creó suavemente a martillazos

 de soplidos y taladrazos de amor,

 las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días

 por las que me levanto orgullosa todas las mañanas y bendigo mi sexo.

En la doliente soledad del domingo

 Aquí estoy, desnuda, sobre las sabanas solitarias

de esta cama donde te deseo.

 Veo mi cuerpo, liso y rosado en el espejo,

 mi cuerpo que fue ávido territorio de tus besos,

 este cuerpo lleno de recuerdos de tu desbordada pasión

sobre el que peleaste sudorosas batallas

en largas noches de quejidos y risas

 y ruidos de mis cuevas interiores.

 Veo mis pechos que acomodabas sonriendo en la palma de tu mano,

que apretabas como pájaros pequeños en tus jaulas de cinco barrotes,

 mientras una flor se me encendía

y paraba su dura corola contra tu carne dulce.

 Veo mis piernas, largas y lentas conocedoras de tus caricias,

 que giraban rápidas y nerviosas sobre sus goznes

 para abrirte el sendero de la perdición hacia m mismo centro

 y la suave vegetación del monte donde

urdiste sordos combates coronados de gozo,

 anunciados por descargas de fusilerías y truenos primitivos.

 Me veo y no me estoy viendo,

 es un espejo de vos el que se extiende doliente

sobre esta soledad de domingo, un espejo rosado,

 un molde hueco buscando su otro hemisferio.

 Llueve copiosamente sobre mi cara

 y solo pienso en tu lejano amor mientras

 cobijo con todas mis fuerzas, la esperanza.

 Pequeñas lecciones de erotismo

 Recorrer un cuerpo en su extensión de vela

 Es dar la vuelta al mundo Atravesar sin brújula la rosa de los vientos

Islas golfos penínsulas diques de aguas embravecidas

 No es tarea fácil

- si placentera -

 No creas hacerlo en un día o noche de sábanas explayadas

 Hay secretos en los poros para llenar muchas lunas

  El cuerpo es carta astral en lenguaje cifrado

 Encuentras un astro y quizá deberás empezar

 Corregir el rumbo cuando nube huracán o aullido profundo

 Te pongan estremecimientos

 Cuenco de la mano que no sospechaste

 III

 Repasa muchas veces una extensión

 Encuentra el lago de los nenúfares

 Acaricia con tu ancla el centro del lirio

 Sumérgete ahógate distiéndete

No te niegues el olor la sal el azúcar

 Los vientos profundos cúmulos nimbus de los pulmones

 Niebla en el cerebro

 Temblor de las piernas Maremoto

 adormecido de los besos

 IV

 Instálate en el humus sin miedo al desgaste sin prisa

 No quieras alcanzar la cima Retrasa la puerta del paraíso

Acuna tu ángel caído revuélvele la espesa cabellera con la Espada

 de fuego usurpada Muerde la manzana

V

Huele Duele Intercambia miradas saliva imprégnate

 Da vueltas imprime sollozos piel que se escurre Pie hallazgo

 al final de la pierna Persíguelo busca secreto

 del paso forma del talón Arco

 del andar bahías formando arqueado caminar Gústalos

VI

 Escucha caracola del oído Como gime la humedad

Lóbulo que se acerca al labio sonido de la respiración

 Poros que se alzan formando diminutas montañas

 Sensación estremecida de piel insurrecta al tacto Suave

puente nuca desciende al mar pecho Marea del corazón

 susúrrale Encuentra la gruta del agua

 

 

 

 VII

 Traspasa la tierra del fuego la buena esperanza navega

 loco en la juntura de los océanos

 Cruza las algas ármate de corales ulula gime Emerge

 con la rama de olivo llora socavando ternuras ocultas

Desnuda miradas de asombro Despeña

 el sextante desde lo alto de la pestaña

 Arquea las cejas abre ventanas de la nariz

 VIII

 Aspira suspira Muérete un poco Dulce lentamente muérete

Agoniza contra la pupila extiende el goce

 Dobla el mástil hincha las velas Navega

dobla hacia Venus estrella de la mañana

 - el mar como un vasto cristal azogado

 - duérmete náufrago.

 Cómo pesa el amor Noche cerrada ciega en el tiempo

verde como luna apenas clara entre las luciérnagas.

 Sigo la huella de mis pasos,

 el doloroso retorno a la sonrisa,

me invento en la cumbre adivinada entre árboles retorcidos.

 Sé que algún día se alzarán

 de nuevo las yemas recién nacidas de mi rojo corazón,

 entonces, quizás, oirás mi voz enceguecedora

 como el canto de las sirenas;

 te darás cuenta de la soledad;

 juntarás mi arcilla, el lodo que te ofrecí,

 entonces tal vez sabrás cómo pesa el amor endurecido.

 Dios dijo

 Dios dijo

 Ama a tu prójimo como a ti mismo.

 En mi país el que ama a su prójimo se juega la vida.

 Como tinaja

 En los días buenos, de lluvia,

 los días en que nos quisimos totalmente,

 en que nos fuimos abriendo el uno al otro como cuevas secretas;

 en esos días,

 amor en mi cuerpo como tinaja recogió toda el agua tierna

 que derramaste sobre mí y ahora en estos días secos

 en que tu ausencia duele y agrieta la piel,

 y el agua sale de mis ojos llena de tu recuerdo a refrescar

la aridez de mi cuerpo tan vacío y tan lleno de vos.

 

 

Castillos de arena

 Por que no me dijiste que estabas construyendo ese castillo de arena?

 Hubiera sido tan hermoso poder entrar por su pequeña puerta,

 recorrer sus salados corredores,

 esperarte en los cuadros de conchas,

 hablándote desde el balcón con la boca llena de espuma blanca

 y transparente como mis palabras,

 esas palabras livianas que te digo,

 que no tienen mas que el peso del aire entre mis dientes.

 Es tan hermoso contemplar el mar.

Hubiera sido tan hermoso el mar desde nuestro castillo de arena,

 relamiendo el tiempo con la ternura honda y profunda del agua,

 divagando sobre las historias que nos contaban cuando,

 niños, éramos un solo poro abierto a la naturaleza.

 Ahora el agua se ha llevado tu castillo de arena en la marea alta.

 Se ha llevado las torres, los fosos,

 la puertecita por donde hubiéramos pasado en la marea baja,

cuando la realidad esta lejos y hay castillos de arena sobre la playa...

Quebrá la luna Quebrá la luna entre tus manos,

 hacela pedazos y úntate de su polvo fino y negro.

 Protejámonos de los símbolos y de los sueños,

 cubrámonos de las frustraciones con una costra dura de realidad.

 Aceptemos el día como día y la noche como noche,

 pasando por el tiempo con la espalda recta y los ojos secos;

 porque la mente no es dueña de la vida

 y los deseos no son las leyes:

 hay que acatar la moral y el orden,

 revestirnos de una sonrisa de bolsillo,

 apretarnos el corazón en un puño y aceptar el sacrificio.

 Sencillos deseos Hoy quisiera tus dedos

 escribiéndome historias en el pelo y quisiera besos en la espalda

 acurrucos que me dijeras las mas grandes verdades

 o las mas grandes mentiras que me dijeras por ejemplo

 que soy la mujer mas linda del mundo

 que me querés mucho cosas así tan sencillas tan repetidas,

 que me delinearas el rostro

y me quedaras viendo a los ojos como si tu vida entera

dependiera de que los míos sonrieran alborotando

 todas las gaviotas en la espuma.

Cosas quiero como que andes mi cuerpo camino arbolado y oloroso,

 que seas la primera lluvia del invierno dejándote

 caer despacio y luego en aguacero.

Cosas quiero como una gran ola

 de ternura deshaciéndome un ruido de caracol

un cardumen de peces en la boca

 algo de eso frágil y desnudo como una flor

 a punto de entregarse a la primera luz de la mañana

o simplemente una semilla,

 un árbol un poco de hierba una caricia que me haga olvidar

 el paso del tiempo la guerra los peligros de la muerte.

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